Bienvenidos alumnos (as)

Esta es una herramienta que les va permitir ampliar sus conocimientos, la cual podran convinar con las clases presenciales.
Espero que sea de mucho provecho, ya que estos nuevos conocimientos seran parte de las evaluaciones.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Benjamín Zeledón Héroe nacional.

Este patriota nicaragüense nació el 4 de Octubre de 1879, en la Concordia, Jinotega, y murió 33 años más tarde, en 1912, en Catarina, Masaya, en la misma fecha de su nacimiento, 4 de Octubre.
Hijo de Marcelino Zeledón Ugarte y de María Salomé Rodríguez, estudió la primaria en Escuela del Maestro Inocencio Aráuz. En 1895, a sus 16 años, lo enviaron a Tegucigalpa, a cursar la secundaria en el Colegio “El Espíritu del Siglo” dirigido por el Dr. y General Rafael Dávila. En 1899 obtuvo su Bachillerato y ese mismo año inicia su carrera universitaria. En 1900 retornó a Nicaragua, a seguir sus estudios de leyes. Y tuvo que impartir clases en una escuela pública y a domicilio en Managua. El 19 de Mayo de 1903, que estalló en Chontales la revolución conocida como “Revolución del Lago”, encabezada por el Gral. Emiliano Chamorro, Zeledón tuvo que incorporarse a la guerra, al lado del Gral. Fernando María Rivas. Meses más tarde, el 17 de Septiembre de 1903, el Presidente Zelaya le extiende el título de Doctor en Leyes.
En 1905 se casó con Ester Ramírez Jerez, con la que procreó 4 hijos. Benjamín, Marco Aurelio, Victoria y Olga.
Este mismo año Zelaya lo nombró Auditor de Guerra. Y en la lucha fratricida de El Salvador y Honduras contra Nicaragua, Zeledón peleó en la batalla de Namasigüe. En el propio campo de batalla fue ascendido a Coronel del ejército en atención a su heroísmo y valentía demostrada.
Después de desempeñarse como Ministro de la Guerra, Zeledón sustituyó al Doctor Madriz en la Corte Internacional Centroamericana. Cuando el Doctor Madriz deja la Presidencia, Zeledón y toda la intelectualidad liberal parten al exilio, unos a México y otros a Costa Rica. Consecuencia de la contrarrevolución de 1910, llega a la Presidencia, después de Juan Estrada, Adolfo Díaz, quien nombró a Ministro de la Guerra al General Luis Mena. Después marchó sobre Managua, pero la llegada de nuevos contingentes para el gobierno de Adolfo Díaz, obligaron a Zeledón a replegarse a Masaya. El Contralmirante gringo W. H. Souterthand estableció su cuartel en Granada y el Comandante Buttler en Corinto. Sus altaneras notas dirigidas al General Zeledón, exigiéndole rendición y vía libre para los trenes, constituyeron un tremendo ultraje a la Soberanía y Dignidad Nacional. Zeledón respondió con letras de dignidad y patriotismo.
El General Luis Mena claudicó en Granada y fue deportado a Panamá. La resistencia mantuvo al General Zeledón, quien quedó abandonado, sin armas y desinformado. León y Jinotepe cayeron el 3 de Octubre. Masaya cedió sitio y al amanecer del 4 se tomaron el Coyotepe.
Varias son las versiones sobre la muerte del joven Doctor y General Zeledón. Unos dicen que cae acribillado por un caballería enemiga que le exigió rendirse, otros afirman que fue herido, capturado y fusilado poco después como reo de guerra, se cuenta también que su cadáver fue llevado en carreta y fue hasta amarrado a un caballo y exhibido por las calles y caminos entre Catarina y Niquinohomo.

Carta-Testamento de Benjamín F. Zeledón a su esposa Ester y a sus hijos, Benjamín , Victoria, Marco y Olga

El destino cruel parece haber pactado con Chamorro y demás traidores para arrastrarme a un seguro desastre con los valientes que me quedan. Carecemos de todo: víveres, armas y municiones y rodeados de bocas de fuego como estamos, y 2,000 hombres listos al asalto, sería locura esperar otra cosa que la muerte, porque yo y los que me siguen, de corazón, no entendemos de pactos, y menos aún de rendiciones.
Para los que tenemos la dicha de sentir arder en nuestros pechos la llama del verdadero patriotismo, para quienes sabemos que quien sabe morir, sabe ser libre, y, aunque veo por los preparativos que se hacen que yo y mis bravos y valientes compañeros vamos derecho a la muerte porque todos hemos jurado no rendirnos, no dejo de pensar en ti, mi noble y abnegada compañera, que con valor espartano me dejaste empuñar nuestra bandera de libres y patriotas, porque tú también has sentido el ultraje del invasor y la infamia y traición de quienes lo trajeron, para eterno baldón suyo y vergüenza de los nicaragüenses.
No me hago ilusiones. Al rechazar las humillantes ofertas de oro y de honores que se me hicieron, firmé mi sentencia de muerte, pero si tal cosa sucede moriré tranquilo, porque cada gota de mi sangre derramada en defensa de mi patria y de su libertad, dará vida a cien nicaragüenses que, como yo, protesten a balazos del atropello y la traición de que es actualmente víctima nuestra hermosa pero infortunada Nicaragua, que ha procreado un Partido Conservador compuesto de traidores.
Si el yankee a quien quiero arrojar de mi país, me vence en la lucha que se aproxima y, milagrosamente, quedo con vida, te prometo que nos marcharemos fuera, porque jamás podría tolerar y menos acostumbrarme a la humillación y la vergüenza de un interventor. Si muero... moriré en mi lugar por mi patria, por su honor, por su soberanía mancillada. Repito: si vivo, nos iremos de Nicaragua mientras flamee en ella el pabellón norteamericano. Si muero... no llores, no te aflijas porque en espíritu te acompañaré siempre y porque mis buenos y leales amigos en lo particular, y el Partido Liberal, en general, quedan allí para ayudarlos y protegerlos como yo lo haría si pudiera. Si en estos momentos no tuviera esa consoladora esperanza, moriría desesperado, porque si la patria tiene derecho a mi vida, mi esposa y mis hijos tiene pleno derecho a la protección de ella.
Adiós... o hasta la vista. Quién lo sabe?

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