Siguiendo la carretera a Altagracia, a 11 kilómetros de Moyogalpa, se llega a la reserva natural de Charco Verde. En ella se ubican un cerro, una laguna separada del lago por escasos metros de tierra, una amplia variedad de fauna y flora y, algo interesante, mitos fantásticos que son conocidos en todo Ometepe.
En Charco Verde puede conseguir habitación en alguno de los tres cómodos locales ubicados dentro de la propia reserva, los cuales varían en escala de precio y confort, sin embargo, la buena atención está garantizada.
El bosque de Charco Verde es habitado por tres familias de monos congos, compuesta cada una por hasta 70 individuos. Ahí también podrá apreciar aves migratorias y locales, insectos y hasta boas de regular tamaño.
Una parte de la calmada laguna está cubierta por manglares, y sus árboles con troncos sumergidos proveen una exuberante sombra sobre las aguas y un ambiente misterioso. El resto del borde de esa laguna está poblado por abundante vegetación y enormes árboles frutales, como nísperos que producen frutos tan grandes como un melón. En invierno, el lago crece en su nivel y sus aguas invaden y se mezclan con la laguna.
En la zona este de Charco Verde se encuentra el cerro del mismo nombre, y en su cúspide el Mirador del Diablo. Hasta él se puede hacer caminatas y apreciar las bellezas escénicas de Ometepe.
En Charco Verde puede pasear por el lago o la laguna en kayak, hacer un recorrido a caballo o a pié en la reserva, el cerro o las comunidades vecinas, o simplemente sumergirse y luego tomar el sol en la extensa y tranquila playa.
En Charco Verde y en toda la isla puede preguntar detalles sobre el mito de Chico Largo: antiguo propietario de Charco Verde que se volvió un personaje fantástico por sus supuestos tratos con el diablo. O puede conocer sobre la Mama Bucha, madre de Chico Largo, que todas las Semanas Santas vuelve del más allá y deambula buscando con calabazas para acarrear agua, impregnando con olor a puro el ambiente.
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